Se podría
catalogar como tragicomedia por lo que en el fondo representa como conducta
antisocial sistematizada. Los municipios están tronados. Pasaron los años de
tirar cohetes promovidos por la ignorancia e irresponsabilidad de Vicente Fox y
llegaron los días de recoger las varas. Felipe Calderón siguió con el
despilfarro incontrolado. Están tronados muchos de los ayuntamientos
paupérrimos, los medianos y los grandes. Fox les abrió las arcas, alentó la
fiesta, no promovió controles.
Algo relevante es que ya no se puede atribuir todo
mal a un solo partido, como era tan cómodo. Está demostrado que en la mayoría
de los municipios ha habido alternancias de los tres partidos y con todos ha
resultado igual. En esa ensalada de tornasoles que son los 2 mil 441 municipios
hay constantes: enormes endeudamientos, sí, pero también cabildos que los
autorizaron y congresos con igual responsabilidad, gobernadores que nada
quisieron ver. Otra constante es que nadie da cuenta de adónde fue a parar
tanto dinero. Los responsables son los mismos, los que aprobaron y no vigilaron
el gasto, como sería su deber. Fueron muchos los que ayudaron a matar la vaca.
Y ahora estamos ante el problema de que, acostumbrados
a la generosa ubre, los presidentes municipales exigen hasta con enojos que se
les rescate. Quieren que el gobierno federal –esto es, el tesoro nacional,
que es de todos– asuma esas deudas. Plantean airosos que se les haga
participantes de impuestos federales, principalmente IVA, ISR y transferencia
de bienes. Lo peor de su situación es que sus leyes de ingresos son obsoletas y
contraproducentes, retrógradas, cuando debieran ser promotoras, lo que es
responsabilidad de ellos y de los congresos.
Pero eso sí, demandan una solución integral.
Pues sí, quizá, pero primero que cumplan con sus propios deberes recaudatorios.
Exigen airosos y con ese mismo temple se olvidan de que tienen a su disposición
fuentes de ingresos que no administran eficientemente, porque no saben o porque
temen: el impuesto predial, los consumos del agua y los muchos derechos que de
un modo u otro provee el municipio.
Si así fuera el compendio, estaríamos hablando sólo
de irregularidades y no se habría tocado el fondo: la corrupción,
irresponsabilidad, ineptitud o ignorancia. Pero también otra lastimosa realidad
es el disfrute de la impunidad. ¡Aquí no pasa nada! Pareciera ser una especie
de grito de guerra retador y quienes lo pronuncian, hasta el momento tienen
razón.
A la punzante situación nacional, le dieron cierta estabilidad, las
declaraciones del Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, al señalar
contundente, que el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto no absorberá los
nada transparentes y aun no cuantificados de los tampoco sumados municipios.
Enfáticamente señaló la negativa a hacer
que las arcas nacionales cubrieran sus desvíos. Bien.
Ahora, millones de mexicanos quisiéramos que se anunciara que se
fincaran responsabilidades en lo jurídico, político, financiero y administrativo
a tales ilegalidades e irregularidades y que la ley de Contabilidad Gubernamental
se aplicara con la transparencia de responsabilidades que ella
misma prevé.
El pueblo mexicano requiere hechos creíbles y de esta forma, el paquete
de reformas que promueve Peña Nieto, tendrían credibilidad y aceptación en
amplios sectores de la población. Esperamos no se busquen salidas para una vez
más frustrar al pueblo, fortaleciendo la impunidad. Sería un grave error ante
la bomba de tiempo que representa la preocupante descomposición social que hoy
vive, evidentemente, nuestro México.
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