Cualquiera que tenga dudas sobre el
colapso de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 conoce el síndrome.
Sus conocidos le preguntarán invariablemente: ¿entonces tú crees en la teoría
de la conspiración?
Y aquí es donde no debe flaquear. Las
dudas son sobre el colapso. No hay que moverse ni un ápice de ese
terreno: el derrumbe de las Torres Gemelas y del rascacielo WTC 7 (de 47 pisos,
que no fue impactado por los aviones) no ha recibido una explicación adecuada.
Eso no hay que perderlo de vista. Y las discusiones sobre conspiraciones no
ayudan en nada a aclarar la forma y velocidad de dicho colapso.
Este es el punto central sobre el cual
se concentra el análisis de los miembros de la organización Arquitectos e
Ingenieros por la Verdad del 9/11. Cualquiera puede examinar el voluminoso
expediente de pruebas que ha reunido esa organización en su sitio,www.ae911truth.org. Ya
son mil 549 ingenieros, arquitectos y físicos estadunidenses los que han
firmado una petición para reclamar una investigación seria sobre lo ocurrido
ese día en Manhattan. Nadie puede dejar de revisar el material en ese portal.
Todo esto merece una explicación más
detallada. Los aviones que fueron estrellados contra las Torres Gemelas
provocaron una fuerte explosión y un gran incendio. Los informes oficiales de
las agencias estadunidenses se limitan a examinar qué pasó en los edificios en
el lapso transcurrido entre el impacto de los aviones y el inicio del
colapso. Una vez que comienza el desplome de las Torres Gemelas, los informes
abandonan el relato.
Tal pareciera que al hablar de los
impactos y el incendio que les siguió se hubiera agotado el tema y ya no fuera
necesario seguir el análisis. Los informes del Instituto de normalización y
tecnología, NIST, de la Agencia de manejo de emergencias, FEMA, y de la
Comisión especial nombrada por el entonces presidente Bush tienen diferencias.
Pero coinciden en que los incendios no fundieron la estructura de acero, y que
el impacto y el fuego debilitaron los amarres de los pisos directamente
afectados, haciendo que cedieran y que se desplomaran los edificios. Hasta aquí
su explicación.
Pero esto es lo esencial: los informes
no dicen nada sobre la forma en que se desenvuelve el colapso de las Torres
Gemelas o del edificio WTC 7. Entre otras cosas, no explican por qué los tres
edificios se desplomaron a la velocidad de una caída libre. La evidencia de las
filmaciones de los tres derrumbes es clarísima. En los tres casos, el colapso
se lleva a cabo como si entre los pisos superiores y la planta baja no hubiera
nada que ofreciera resistencia. Eso es una anomalía que sorprende a cualquier
arquitecto o ingeniero. Las estructuras de acero de los pisos inferiores están
hechas para resistir y estaban intactas después del impacto de los aviones.
Tuvieron que ofrecer resistencia. Los informes oficiales no dicen nada sobre
esto.
Por otra parte, las dos Torres Gemelas
se componían de varios cientos de miles de toneladas de concreto que fueron
pulverizadas en el derrumbe. Los ingenieros, físicos y arquitectos que han
examinado la evidencia después del colapso saben bien que, si se arroja un
bloque de concreto desde una altura de cien pisos, lo único que se va a lograr
es que se despedace. Pero no se va a pulverizar. Para ello se requiere una
fuente de energía adicional. ¿Pudieron los pisos superiores comprimir y
pulverizar el concreto de los pisos inferiores? La respuesta es negativa: si
los pisos superiores hubieran comprimido los pisos inferiores, provocando la
pulverización, la caída no se hubiera llevado a cabo a la velocidad
gravitacional.
¿Cómo fue eliminada la resistencia de
los pisos inferiores para permitir el colapso a la velocidad de caída libre?
¿De dónde salió la energía que permitió pulverizar los cientos de miles de
toneladas de concreto de las dos torres? Esas dos preguntas carecen de
respuesta oficial. Varios estudios serios apuntan en una dirección: explosivos.
No se trata de explosivos
convencionales, como los usados en cualquier demolición controlada. El análisis
de muestras de polvo y de fragmentos de las construcciones revela la presencia
de microesferas de hierro fundido y aluminio, testimonio de reacciones con el
explosivo incendiario termita. Varios estudios sobre muestras de polvo
concluyen sobre la presencia de virutas con compuestos de nanotermita
(partículas de óxido ferroso incrustadas en una matriz rica en carbono). Todo
eso indica, según esos estudios, que estuvieron presentes explosivos no convencionales
en los sucesos del 11 de septiembre y que podrían haber eliminado la
resistencia de los pisos inferiores, explicando así la velocidad de caída libre
del colapso.
El gobierno más mentiroso en la
historia de Estados Unidos puso sobre la mesa tres informes para aclarar lo
que había acontecido el 11 de septiembre de 2001. Lo que dicen es muy sencillo.
Ese día es realmente histórico porque se rompieron las leyes más elementales de
la física.
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