Cuantos políticos o servidores
públicos no conocemos, antes de que ejerzan su modesta o descomunal poder y
percibimos una transformación en su conducta, es decir, lo elemental: su
proceder, su forma de vestir, sus actitudes y ademanes; su misma moral y ética
que antes de, le caracterizaban, al llegar al ejercicio pleno de poder, se
transforma hasta el grado de convertirse en personas radicalmente opuestas a
quienes conocimos, apreciamos y por qué no, hasta llegamos a admirar.
Cabe señalar que los casos se
dan, desde el modesto cargo de Comisario
ejidal de alguna pequeña comunidad de provincia hasta la máxima magistratura de
la nación: La Presidencia de la República y ejemplos, abundan, sino es que
todos los que la han ejercido, la han padecido en menor o mayor grado en todas
las etapas desde antes de la llegada de
los españoles hasta el México contemporáneo, aclarando que el Hybris no es una
enfermedad que invada exclusivamente la mente de los mexicanos poderosos. En
todos los países se ha dado a través de la historia, ni que sea exclusivo de la
política, también se manifiesta en campos como el empresarial, la milicia, intelectual, deportivo, etc. Aunque hoy analizaremos la sintomatología que
se manifiesta en la política, tan
vituperada y desacreditada el día de
hoy y, creo, justificadamente.
“HYBRIS”, cuyo significado más básico se desarrolló en la antigua Grecia, es “Aquel en el cual un personaje poderoso, hinchado de desmesurado orgullo y confianza en sí mismo, trataba a los demás con insolencia y desprecio”. Platón la describe como “Si se trata de un deseo que los arrastra irrazonablemente a los placeres y los gobierna con intemperancia”. Aristóteles simplemente la describe como “la manifestación de una engañosa superioridad, con ególatras actitudes de Deidad”.
Ahora bien, la experiencia de estar
en el poder, de padecer la enfermedad del Hybris, que aun no es un término
médico, se presenta únicamente durante el ejercicio del mismo, toda vez,
al concluir con su responsabilidad en el
ámbito político, tiende a desaparecer y a que su personalidad sufra de nuevo trastornos
al grado de convertirse en una barata imitación de lo que antes fue, mas lo
anterior puede variar dependiendo si también concluyo el ejercicio del poder o
aun lo conserva desde otro encargo publico.
Los síntomas más evidentes de quienes
padecen la enfermedad de los políticos, según David Owen, son varios y a
continuación detallaremos los que son más comunes en nuestro entorno, sea este
nacional, estatal, municipal o ejidal y, reitero, ocurre en cualquier lugar de
nuestro país…. O del mundo:
1.-Inclinacion narcisista a ver a su
entrono, como un escenario para ejercer su poder y buscar la gloria y la
riqueza material, en vez de una oportunidad de resolver problemas de la
comunidad, de forma pragmática.
2.-Buscan realizar acciones que les
permitan brillar y permearse de una buena imagen.
3.- Manifiestan una forma de hablar
mesiánica de lo que están haciendo y una tendencia a la exaltación.
4.- Hablan de sí mismos en tercera
persona o utilizando el mayestático “nosotros”.
5.-Excesiva confianza en su propio
juicio o en el de su círculo íntimo y desprecio del consejo y la crítica ajena.
6.-Exagerada creencia- rayando en un
sentimiento de omnipotencia- en lo que pueden conseguir personalmente.
7.-Piensan que solo la Historia o
Dios los puede juzgar y esté será favorable en todo sentido.
8.-Inquietud, irreflexión e impulsividad
en sus actos y decisiones.
9.- Pérdida de contacto con la
realidad, a menudo unida a un progresivo aislamiento en su círculo intimo.
10.- Errores en la puesta en
funcionamiento de políticas públicas al considerarse dueños de la verdad, no
aceptar opiniones contrarias y no tener pleno conocimiento al aplicarlas toda
vez que están segados por minusvalías emocionales como la soberbia,
prepotencia, falsa magnanimidad. Etc.
11.- Adicción. Esta puede ser
psicotrópica, alcoholismo o sexual.
Pues bien amable lector, es necesario aclarar que solo son necesarios
tres o cuatro de los antes mencionados para poder diagnosticar, (según el
Rector de la Universidad de Liverpool, ex ministro de sanidad y de asuntos
exteriores en el gobierno Ingles, David Owen, quien es médico de profesión, por
cierto) que se padece de la enfermedad del poder, conocida con Hybris.
Para concluir, amable lector, ¿conoce
usted a alguien que sufra este trastorno
emocional?
UN CHINGO CHUCHIIN , JAJAJAJAJA
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