La noticia de tu sensible
fallecimiento me tomó por sorpresa. Consiente estaba de lo delicado de la
intervención de que fuiste objeto, mas nunca pensé que tu noble corazón dejara
de latir cuando más ganas tenias de vivir y gozabas cada instante como si fuera
el último, creo que así fuiste siempre. Optimista, bromista, con la ocurrencia
a flor de piel mas también, el consejo amigo cuando se necesitaba.
Vagamente recuerdo haberte conocido a
finales de los años 80s del siglo pasado. Eras el administrador de un diario de
circulación estatal y siento que la empatía surgió de inmediato. Yo prestaba
mis servicios como mensajero, en la oficina de comunicación social del trienio
89-91, que presidio don Luis Roberto Silva Pérez, al tiempo que cursaba mis estudios
universitarios. Ha pasado ya más de dos décadas y a partir de ese día, la
amistad surgió y no recuerdo haber tenido nunca ninguna divergencia o mal
entendido entre nosotros, todo lo
contrario.
Posterior a ello, los afectos se
fortalecieron e incontables seria mencionar las noches de bohemia y tertulias
que compartimos con un grupo de trabajadores de la comunicación de esos años,
donde primerísimo lugar ocupan, don Lorenzo Octubre Macgregor y Armando
Ceballos y Borjas, quienes, antes que tu, se adelantaron al sitio donde todos
llegaremos y en donde, seguro estoy, con plena felicidad te deben de haber
recibido y juntos estarán disfrutando de la paz celestial.
Anécdotas, muchas compartimos que
sería insuficiente el espacio para relatarlas y las recuerdo intensamente.
Durante la administración 92-94, que presidio Jose Jaber Rafful y yo, ya como
responsable del área de comunicación social, diversos sitios eran el lugar para
la consuetudinaria reunión, además de
Lorenzo y Armando, Walter Escalante, Delfio López, Martín Rivero, fonoy y
varios que escapan a mi memoria, hicieron de esos momentos, recuerdos que hoy
con tu partida, se llenan de nostalgia pero también, se dibuja una discreta
sonrisa de picardía y alegría.
Como olvidar la ocasión que fuimos
parte de un jurado calificador, al igual que Chucho Plasencia, para otorgarle
una cámara fotográfica a aquel reportero que hubiera cubierto mejor y con mayor
objetividad, las actividades de la
fiesta del mar del 1995, misma que surgió a iniciativa y fue presidida por
Federico Gutiérrez Ocampo; la decisión fue unánime y no nos dilato ni cinco
minutos: Armando Ceballos fue el ganador, con merecimiento y porque no
aceptarlo? También por la filia que existía entre nosotros. Tiempos distintos
los actuales, tiempos que extraño los del ayer.
No guardo ningún recuerdo de que
hayas tenido alguna dificultad con alguien, tampoco fuiste gente de enemigos
sino todo lo contrario y tengo la certeza que en tu natal Sabancuy, muchos te
extrañan y aun no dan crédito a tu lamentable fallecimiento.
Los caminos nos separaron y las
reuniones se disiparon, mas el afecto permaneció y se fortaleció; Mi actividad
laboral y la tuya eran ya no tan afines pero, recuerdo tu pasión por el
deporte, en particular, el softbol y juntos tuvimos la oportunidad de compartir
el diamante, tu, brillando desde la loma de picheo, yo, en la banca o en la
segunda base y posterior al juego, las anécdotas, tu chispa ocurrente,
acompañada de la plancha de latas, hacían amena la casi siempre derrota.
Vivo tengo cuando, al igual que Karla
Astudillo, permanecimos en espera de que nos confirmaran el fallecimiento de
Armando Ceballos y Borjas y la tristeza que nos embargo, lo tratamos de hacer
menos fuerte, recordándolo vivo y los momentos que compartimos.
Karlita igual fue quien me aviso que
tu generoso corazón había sufrido un infarto. En compañía de Federico, de
inmediato acudimos al hospital en donde te atendían. En esa ocasión tuve la
oportunidad de conocer a tu hermana y algunos otros familiares. Al pendiente
estuvo la gran mayoría del gremio periodístico de tu restablecimiento.
Platicamos meses después y con lujo de detalle me explicaste tu dolencia cardíaca y cual iba a ser la operación para el mejoramiento de tu calidad de
vida. Admire tu obligada fuerza de voluntad para dejar todo lo que pudiera ser
nocivo para tu cuerpo.
La última ocasión que nos saludamos,
fue en el estadio “Nelson Barrera”, en la final de la liga estatal de beisbol,
donde acompañaste al primer edil, Enrique Iván González López, a quien , sin
duda alguna, ilustraste con tus conocimiento de la pelota caliente y, le
hiciste amena la tarde, no obstante que no se pudieron coronar los Camaroneros
del Carmen.
Toto Vargas, ya estás en un mejor
lugar, aquí, en este mundo cada día más falto de valores, la situación tiende a
descomponerse cada vez mas. Lamento tu partida por tus seres queridos, quienes nunca te
olvidaran y a quienes siempre falta les harás. Lo lamento también, por que tus
amigos, perdimos a un personaje que le dio momentos de alegría con tu forma de
ser. Merecido el homenaje y la medalla que post- mortem te realizaron tus compañeros de la alianza de
periodistas. No fui, no quise ir toda vez que en vida te vi por última ocasión, optimista y bromista y el
evento, me hubiera llenado de melancolía.
Sé que descansas en paz.
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