A propósito del tema de la delincuencia
juvenil en Champotón –como en otros municipios-, me remito al ensayo “La cuna
de la violencia; políticas de prevención contra el maltrato y la violencia en
la niñez”, escrito por el jurista campechano Renato Sales Heredia, hasta hoy Coordinador
Nacional Anti Secuestros.
En este análisis desgrana una serie de argumentos para determinar
que “…existe correlación directa entre la educación, mejor dicho la carencia de
educación, y la incidencia delictiva”. Su estudio tiene base científica. Retoma
teorías de los grandes pensadores, las clasifica y adapta a las circunstancias
nuestras.
Abona esta tesis a la creencia de que el principal rezago en México
es, precisamente, la educación temprana; y como consecuencia, la incidencia en
el índice delictivo. Tema que por espinoso y difícil de tratar, no termina de
resolverse. Por ello la importancia de abordar este lastre que preocupa a
muchos y ocupa a otros más.
Renato Sales Heredia escribe: “Infancia es destino. Nunca esta
frase, este axioma del psicoanálisis, ha tenido más sentido: el menor que
transita al periodo escolar, que llega a los seis o siete años de edad,
proveniente de una familia en desintegración, rodeado de violencia y sin
apegos, muy probablemente será el que no termine la primaria…
“Muy probablemente será uno de estos prescindibles, cifra de los
300 por cada cien mil, piedra de escándalo. Víctima o victimario en la espiral
del crimen. Si en los asesinos predomina lo que se conoce como bajo control de
impulsos y la neurociencia indica que la fase crítica (en que) se desarrolla
corre de los ocho meses a los dos años de edad, podemos afirmar entonces que no
hay mejor prevención de la violencia que acudir a la raíz misma, a la primera
infancia”.
Y se pregunta: ¿Hay algo en la infancia del asesino que agudice una
inclinación o genere condiciones propicias para el desarrollo de la
personalidad violenta? Y si ese algo existe podríamos pensar válidamente, que
retirado ese presupuesto ¿esa vida humana correría con mejor suerte?
Al parejo de mejorar los planes de estudio desde edad temprana como
son: guardería, jardín y primaria, va la prevención del maltrato y de la
violencia en la niñez. Debe complementarse con políticas dirigidas a los padres
de esos niños y niñas.
Renato sabe de lo que habla. El campo de lo jurídico y las ciencias
humanas es su fuerte. En el mismo texto que le publicó una prestigiada revista
nacional, el campechano narra su experiencia durante el interrogatorio a una
asesina en serie cuyas víctimas eran ancianas.
“Me tocó de cerca investigar un caso de estudio. El caso de Juana
Barraza, “la mataviejitas”. Logramos demostrarle cabalmente veinticinco de los
treinta y seis asesinatos que se le atribuyen. Juana vivió una infancia
terrible. La madre la golpeaba con frecuencia…
“La intercambió a los doce años por un paquete de cervezas. Barraza
asesinaba a las ancianas en las que retrataba a su madre. Nunca olvidaré su
mirada cuando al preguntarle por qué mataba, me respondió: -¡Por coraje, por
coraje!-. Ese coraje fue fruto de una primera infancia devastada”.
Interesante en verdad la tesis de Sales Heredia. Y como él mismo
señala: “Posiblemente el costo de la prevención es alto, pero el costo futuro
asociado a miles de jóvenes de baja escolaridad, con bajo control de impulsos,
y pocas oportunidades, sin duda, es mucho más alto. Económica y socialmente
hablando”.
En verdad que humanistas de este tamaño, con visión de estado, son
imprescindibles para la construcción de un mejor México. Y nos honra doblemente
el hecho de que sea un campechano el que tenga tamaño resplandor. Sea pues…
No hay comentarios:
Publicar un comentario