“Si no somos
capaces de abrazar los valores correctos, la vida humana se verá en peligro. El
siglo XXI puede llegar a ser el más peligroso de todos los siglos”. *Pauline
Murphy
Volver a creer en medio de tanta
crisis de valores, en que la desconfianza nos divide, parecería un absurdo. En
tiempos actuales resulta difícil, pero no imposible. Por eso nos da gusto saber
de casos y personajes propios que, hay que reconocerlo, motivan a recobrar la
amenazada esperanza. Renato Sales Heredia es uno de ellos.
El inexorable
tiempo avanza. La sucesión de acontecimientos va para dos meses y contando. Los
hechos de violencia no parecen tener fin. Dantescas escenas de encapuchados y
gente armada retándose peligrosamente con policías y soldados. Polarizado al
extremo, el mexicano busca con cierta razón respuestas. ¡Justicia!, es el
grito. ¡Solución!, la exigencia.
Para la profesor
emérito de la Universidad de Usler, Irlanda, Pauline Murphy, el poder para
detener los ciclos más arraigados de violencia y de odio, “…los desarrollamos
cuando experimentamos empatía por el sufrimiento ajeno, y asumimos el
compromiso de no permitir que se inflija dolor a otros”. Y este es,
precisamente, el dilema en el cual se abate nuestro México actual.
¿Cuáles son,
entonces, los “valores correctos” en que debemos basarnos como personas que
vivimos en el siglo XXI? Para volver a creer, pues, necesitamos gente que
inspire confianza. Viene al caso y retomamos la reseña reciente del periódico
“El Financiero”, que describe la personalidad del Comisionado Nacional Anti
Secuestros, el campechano Renato Sales Heredia.
Rescatamos algunas
de sus respuestas durante el trabajo periodístico: "No hay tarea
pequeña"; “La gente está harta de pisar coladeras”; "Sé ceder cuando
el otro cede también". Así es Renato. Los resultados de su encomienda no
están a discusión. Tiene en su haber reconocimientos de organismos civiles, gobiernos
estatales y analistas en materia de seguridad. “El Financiero” indaga.
-En el crimen,
¿hay limpieza perfecta, impecable?
-Por supuesto. Tan simple como echar cloro en un cuarto para acabar con el DNA. Hay cosas que están más allá del investigador; a veces tienes la certeza, pero no las pruebas. Esos casos son verdaderamente frustrantes.
-Por supuesto. Tan simple como echar cloro en un cuarto para acabar con el DNA. Hay cosas que están más allá del investigador; a veces tienes la certeza, pero no las pruebas. Esos casos son verdaderamente frustrantes.
-¿Vuelves a esas
historias?
-Una y otra vez. Cuando alguno no se ha concluido, trabajo subconscientemente en el asunto. Vuelvo al expediente, incluso.
-Una y otra vez. Cuando alguno no se ha concluido, trabajo subconscientemente en el asunto. Vuelvo al expediente, incluso.
Nuestro coterráneo
muestra una cargada dosis de autocrítica. Es sincero y reconoce fallas. Al
mismo tiempo, exhibe su lado comprometido, sin falsas poses. Sabe lo que tiene
entre manos, lo que puede y lo que no. Elude la retórica, la verborrea y por
demás… la demagogia. Gesto adusto al extremo durante su ejercicio, pero cuando
se puede, de sutil sentido del humor. Transcribimos fragmentos.
“El zar
antisecuestro del gobierno federal, tuvo una infancia peculiar. Su padre, un
juez de distrito –casi un apóstol, dice– recibía un sueldo mísero y cada año se
veía arrastrado a moverse de ciudad. El juez, su señora y los cuatro hijos,
como gitanos, fueron de su natal Campeche a Tapachula, Puebla, Villahermosa,
Veracruz y el Distrito Federal, antes de volver a su tierra.
“Renato completó
la primaria en nueve escuelas diferentes –unas públicas, otras privadas– porque
su mamá, normalista, permutaba una plaza tras otra a través de la SEP. Esa vida
errante hizo del mayor de los Sales Heredia un ser adaptable, rasgo que
conserva. (…) Poco antes de cumplir los treinta, falleció su padre y maestro.
“En 1997 se
incorporó a la Procuraduría de Justicia de Distrito Federal, como coordinador
de asesores del subprocurador Víctor Carrancá. Seis meses después, Samuel del
Villar se lo llevó como coordinador de asesores. El relevo de Del Villar,
Bernardo Bátiz, lo nombró subprocurador Jurídico y de Derechos Humanos por su
experiencia con asociaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional.
“Todo apuntaba a
que permanecería ahí cuando se atravesó el “caso emblemático” de Digna Ochoa,
investigación que le encomendó directamente el procurador. (…) Sales nunca
albergó dudas sobre la dirección a la que apuntaban las pruebas: el suicidio.
“Sin embargo, ante
el sinfín de cuestionamientos, la investigación se abrió a la Comisión
Interamericana de Derecho Humanos, “…porque la nuestra era una conclusión
políticamente incorrecta”, revela el campechano.
“Y más adelante,
con la renuncia de Sales y Bátiz de por medio, Andrés Manuel López Obrador
nombró a Margarita Guerra fiscal para el caso. “Ocho millones de pesos después,
llegó a la misma conclusión”, dice Sales, satisfecho.
“Los casos que le
quitan el sueño son, obviamente, los no resueltos (los que se quedan
gravitando), como el asesinato de Armando García Jiménez y Alejandro Ruiz
Mosqueda, dirigentes campesinos, cuya investigación dejó como procurador de
Campeche.
“La vida ambulante
de Sales no ha terminado. El procurador Murillo Karam lo trajo para ser
subprocurador de Control Regional y Procedimientos Penales. (…) El Consejo
Nacional de Seguridad Pública, encomendó (…) la estrategia para disminuir el
secuestro. El dedo flamígero apuntó a Sales, que fundó la Fiscalía
Antisecuestros en la Ciudad de México”.
Interesante en
verdad la trayectoria de prestigio acumulada por Sales Heredia. Un nivel de
esperanza alto, muy significativo, cuando el verdadero sentido de política
consiste en servir. Es aquí donde nos corresponde reflexionar acerca del
momento actual que se vive en el país. Y Campeche no es la excepción. Al
tiempo…
* Pauline Murphy
es profesor emérito de la Universidad de Ulster, Irlanda. Ha sido pionera en
muchas iniciativas en materia de educación, en los niveles secundario, Superior
y de la comunidad.
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