
En lo particular, en mi niñez y adolescencia practique el
futbol, fui bastante malo pero ello no hizo mella en mi persona y daba lo mejor
de mí en cada partido, muy poco, por cierto. El equipo de mis amores era el León
que tenía en sus filas a los cancerberos Hugo Pineda, Darío Miranda; los
hermanos Razo, el “Chepe” Chávez, Manolo Guillen, Walter Mantegazza, Osvaldo
battocletti, Carlos Gómez,Roberto Salomoné, entre otros y su mejor entrenador fue el uruguayo
Washington Echamendi. En el 74 a punto
estuvieron de ser campeones pero se encontraron con el Toluca quien con polémico
gol del afroamericano Ítalo Estupiñan termino con la posibilidad y genero la desilusión
de sus seguidores, incluyéndome.

Posteriormente, ante el descenso del León a la entonces
segunda división, opte por el equipo familiar, las Chivas rayadas del Guadalajara.
Varios motivos tuve más el más importante, el único nacional. Del rebaño
sagrado no mencionaré nombres ya que la lista sería interminable, uno de los
últimos le apodan “ el chicharito” y juega en el Manchester. Para muestra, un
solo botón.
Los años pasaron y con ello, el cambio de aficiones y el
golpe de la realidad: el futbol no es el camino. Eventualmente lo practique y
de igual forma, la afición decreció. Mi último ídolo fue Hugo Sánchez, por los
motivos de todos conocidos y con quien tuve la oportunidad, hace unos años, de
compartir la mesa con él y su guapa esposa y, un par de tequilas. Me causo
buena impresión, distinta a la que manifiesta. Cosas de genios y,
mercadotecnia.
Volviendo al tema de la final América- Cruz Azul, dos equipos
de tradición futbolística y muchos seguidores, sin duda, de los 5 de mayor
arraigo en el ámbito, recuerdo del primero, aquel equipo que entonces su mote
era “los millonetas” ( han sido los cremas, millonetas Águilas y varios que
escapan de mi memoria) a jugadores de la talla de Enrique Borja, con fuerte
vinculo afectivo con la familia Selem- Delgado, a Carlos Reynoso, sin duda, el
mejor extranjero que ha jugado en México, Oswaldo Castro “ pata bendita”,
Miguel Ángel Cornero, Cesáreo Vitorino, por mencionar a algunos y de la Maquina
al malogrado Octavio “Centavo” Muciño, Alberto Quintero, Bustos, Nacho Flores,
Miguel Marín, quien tenía como eterno
suplente al “ojitos” Meza, posteriormente, uno de los mejores directores técnicos
de la historia futbolística mexicana. Eran otros tiempos, no sé si mejores o
peores que los actuales, ignoro si el nivel era superior al presente más de lo
que no me queda duda es que había amor a la camiseta, había afición apasionada
mas no fanaticada y casi, se jugaba por amor al deporte. En la fecha es todo lo
contrario.
Por salud mental, no veo la programación de la empresa
Televisa, lo que conlleva a que no consuma nada de lo que ella representa, por
lo tanto y, por jodón, soy anti americanista sin apasionamientos y, brevemente
le di seguimiento al partido de ida en un canal extranjero que tiene, por
cierto lo mejor de conocedores deportivos nacionales, y, lo confieso, visceralmente
sentí gusto del marcador final del primer partido.
El domingo 26, tal y como señala los Católicos lo
dedique al reposo en exceso y momentos posteriores al inicio del juego en el
estadio Azteca, me instale en mi democrática PC, dando inicio a una divertida, mefistofélica y amena interacción
con contactos a la vez que aterrizaba mis pensamientos en mi muro del
Faceboock, todos, por cierto, cargados de sarcasmo, ironía y humor negro, nunca
ofensivos.

Acertó mejor, su portero, el héroe sin duda del juego, estuvo
en una noche de estrella y, ayudado por
la magia de los “duendes” logró darle una merecida satisfacción a sus
seguidores fieles y con ello, sumar una estrella más al América. Bien, ahora a
cumplir la promesa que le hice a una amiga de siempre,Ivonne Rodriguez, a aguantar vara con las
bromas y, a continuar la vida en espera que mis dos equipos, mejoren y retomen
su lugar en el escenario futbolístico.

Por último, Lo excelente, las mas de 80 mil gargantas gritando OLEEEEE!!!; Lo bueno, la satisfacción para la afición
Americanista; Lo malo, el espectáculo embriagador del dueño de Televisa, quien,
abrumado por los humos del alcohol, cual Bratt Pitt, se despojo de la camisa,
se babeo ante las cámaras televisivas y dio muestra de su amor al dios Baco en
la entrevista que sus empleados le hicieron y, lo chusco, el festejo del “piojo
Herrera”, parecía que el Gobierno había derogado el costo de la gasolina o anunciado el
incremento salarial al 100 %, cuestión, por cierto, que tal vez si sea su caso. AMÉRICA CAMPEÓN.