“El resentimiento social se
manifiesta en las personas cuando asumen una actitud de odio, impotencia,
rencor y rechazo hacia lo que provoca una situación dada; puede ser en la mayoría
de los casos, por poderes establecidos públicos, sociales o familiares”, lo
anterior lo señala el Psicólogo Cesar Cuello Nieto, Director de la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales. Claro ejemplo es
lo que se está manifestando en las redes sociales por un incidente que ocurrió
hace unos días en un Bar de una franquicia denominada Barezzito.
No pretendo defender a nadie de sus
acciones; Que sea el Ministerio Público y las autoridades Judiciales las que
den el último veredicto. Un exabrupto,
un error o una manifestación de prepotencia, todos, y al decir todos,
pretendo ser contundente, lo hemos tenido en cualquier momento de nuestras
vidas. La perfección humana no existe y por regla general, quienes la
persiguen, terminan crucificados o vilipendiados.
Este suceso ha puesto de manifiesto
una vez más, el resentimiento social que cierto sector de la población padece y
lo exterioriza a través de las redes sociales, mismas que utilizan para
convertirse en jueces y verdugos de hechos reprobables, pero que en el orden de
prioridades de lo que importa o trasciende, ocupa un lugar secundario, es decir,
si ese mismo interés se le pusiera para analizar hechos como la devaluación de
la moneda o la inseguridad que se vive en todo el País, algo productivo tendríamos
del análisis de la colectividad, sin embargo, aplicar el Bullying , por una
parte, a una joven que tuvo un arranque de prepotencia o a otra que fue objeto
de dicho acto y ahora la quieran acusar de querer sus cinco minutos de fama, se
me hace una total desproporción racional. Más aun, querer darle una connotación
política. La monomanía total.
Las redes sociales son para
socializar, desde mi punto de vista, sin embargo muchas personas las utilizan para
opinar de cualquier tema o acontecimiento por importante o trivial que este sea
y que en muchos de los casos, ni idea tenemos del mismo ni tampoco tendríamos el
valor de decirlo públicamente y de frente; de ahí, los llamados Trolles o
Avatars que no son otra cosa más que cuentas falsas que utilizan personas sin
valores y con evidentes minusvalías emocionales donde ponen de manifiesto no
solo un resentimiento social cargado de cobardía al ocultar su identidad. Puede ser producto de la enorme desigualdad
social existente, sea esta económica o cultural, lo que genera su proceder,
pero ello, no es justificante para el mismo.
Además de las cuentas falsas, también
han proliferado en las redes sociales, principalmente en el Facebook, páginas
que pretenden venderse como periodismo virtual y en este aluvión de supuesto “periodismo”,
con la finalidad de vender espacios u obtener algún beneficio económico o
material, publican y convierten un incidente en una nota cargada de morbo, fácil
de digerir para la aglomeración de cibernautas y dar pie con ello, ha
magnificar y mancillar honras de familias respetadas y respetables. Existen
excepciones desde luego, no solo a nivel local sino nacional e internacional.
Por último, el amarillismo llega a
tal grado que atacan a empresarios que invierten sus capitales en la comunidad,
generan empleos y si la nota no le da para más, le buscan la connotación política
con el despropósito antes señalado: el lucro personal. No se vale.
Es por ello, que en relación a este
hecho, lo mejor es dejar que las autoridades competentes emitan su veredicto,
darle la vuelta a la página y buscar en ese universo de información que se
genera a diario en las redes sociales, algo más productivo que alimente su intelecto y sea constructivo para nuestra Isla, Estado y País.
No creo en lo cinco minutos de prepotencia. Esa siempre es así ; Una mujer sin educación, ni principios que con un poquito de poder cree poder pisotaer al mundo que ella en su diminuto cerebro piensa que está muy abajo de ella. Si no quieren que denigren a sus respetables familias""" pues que aprenda que no todo gira alrededor de ella , y si quieren que la respeten que aprenda a respetar. Ojala me hubiera tocado a mi ó a mi hija , ahora si como ella le dijo a la agredida. No sabe ni con quien se hubiera metido. Pero en fin, ojala la justicia actúe con la razón y, sin corrupción.
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