Ignorancia,
pérdida de memoria o mala leche son algunas de las razones que explican las
opiniones de quienes aseguran que el zapatismo es una creación de Carlos
Salinas de Gortari, o que dejó de luchar durante los gobiernos de Vicente Fox y
Felipe Calderón y acordó un entendimiento con ellos. No hay un solo hecho que
justifique esas acusaciones.
Si una fuerza descarriló el proyecto de poder
transexenal de Salinas esa fue el EZLN. Si un movimiento abolló la corona del
mandatario que pretendía pasar a la historia con bombo y platillo, ese fue la
rebelión indígena del sureste.

Ironías de la historia –advierte elsubcomandante
Marcos–: el Partido Acción Nacional (PAN) pidió en enero de 1994 que se
aniquilara a los rebeldes porque amenazaban sumir al país en un baño de sangre
y, ya hecho gobierno, llevó el terror y la muerte a todo México. Y sus
legisladores votaron contra los acuerdos de San Andrés porque significaban la
fragmentación del país, sólo para terminar entregando una nación hecha pedazos.

Es absolutamente falso que los zapatistas hayan
dejado de luchar durante estos últimos 12 años. En marzo de 2001 realizaron la
Marcha del Color de la Tierra, la movilización por el reconocimiento de los
derechos y la cultura indígenas más importante en la historia del país.
Despachaba ya en Los Pinos Vicente Fox y sus voceros insistían en que la lucha
del EZLN no tenía ya sentido porque se había consumado la alternancia política.


En 2005 y a lo largo de 2006 el EZLN dio a conocer
la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y promovió la
organización de la otra campaña, iniciativa que se desplegó en todo
el país, no electoral en tiempo de elecciones, que buscó organizar desde abajo
y a la izquierda la resistencia popular. La movilización enfrentó un clima
adverso del poder y de sectores de la izquierda, y la salvaje agresión
gubernamental a los pobladores de San Salvador Atenco, uno de sus adherentes.
Sin ambigüedad alguna, tanto en 2006 como en 2012
los zapatistas denunciaron el fraude electoral. En su último comunicado
consideran que Enrique Peña Nieto asumió el poder con un golpe de Estado
mediático.
A finales de 2008 y principios de 2009 se realizó
el Festival de la Digna Rabia, en el que se anticiparon muchas de las
expresiones de descontento social que, a partir de entonces, comenzaron a
brotar en los países desarrollados. También han sido notables por la riqueza,
los sucesivos seminarios de análisis sobre la realidad internacional y las
experiencias autonómicas efectuados en San Cristóbal de las Casas, con la
participación de intelectuales como John Berger, Immanuel Wallerestein y Naomi
Klein, por citar algunos.

Coherente con esta posición, el 7 de mayo de 2011,
unos 25 mil zapatistas marcharon por las calles de San Cristóbal en apoyo de la
Marcha Nacional por la Paz y la Justicia y contra la guerra de Calderón, que
encabezó el poeta Javier Sicilia. Se movilizaron al llamado de quienes luchan
por la vida, y a quienes el mal gobierno responde con la muerte. Ninguna
otra fuerza política en el país sacó a la calle tanta gente para enfrentar este
desafío.

No hay comentarios:
Publicar un comentario