miércoles, 30 de enero de 2013

MÉXICO, PAÍS CON HAMBRE


Este miércoles veintitrés de enero del año en curso, entró en vigor el Decreto de la Cruzada Nacional Contra el Hambre. Ninguna persona en su sano juicio criticaría este programa por todo lo que conlleva, la pompa y el lugar donde se hizo su anuncio, Las Margaritas, Chiapas. Lugar en donde los mexicanos saben por siglos lo que es el hambre como una realidad constante. El anterior gobernador dejo endeudado al estado por varias generaciones. La impunidad es evidente.
Históricamente el pueblo de México ha padecido hambre por causas naturales, de gobierno o sociales. Nos narra Francisco Javier Clavijero en su obra “Historia Antigua de México” que los prehispánicos tuvieron varias sequias que los hundió en la falta de alimentos aun para personas que no eran de bajo nivel. En los años siguientes a la inundación de Tenochtitlan hubo sequias y malas cosechas. “…en los años 1448 y 49 se perdieron enteramente las sementeras de maíz por haberse helado el grano cuando estaba en leche; en el año de 1450 se perdieron por falta de agua; en el 51 además por haber sido tiempo adverso, apenas hubo semilla para sembrar…”, Moctezuma tuvo que dar solución parcial a la catástrofe abriendo los graneros reales y de los señores al pueblo. En todas las épocas de la vida ha habido tiempos de hambruna en todo el mundo. Sin embargo, estos eventos fueron por causas naturales: sequias, meteoros excesivos, huracanes que devastaban los campos etc.

En las causas creadas por el gobierno el más claro ejemplo lo tenemos en la tiranía de Díaz. En su gestión el pueblo llano entero no tenía más que su fuerza de mano de obra campesina u obrera para alcanzar un sueldo mísero que no le alanzaba siquiera para bien comer. Súmesele a esto las tiendas de raya y se tendrá el panorama básico de la situación alimenticia del pueblo. John K. Tunner nos cuenta con toda meticulosidad posible las condiciones de la gente con hambre en su capítulo VI “Los peones del campo y los pobres de la ciudad”, de su obra “México Bárbaro”.  “Probablemente no menos del 80% de todos los trabajadores de las haciendas y plantaciones en México o son esclavos o están sujetos a la tierra como peones”. La obra de Tunner cala hondo porque es la realidad vista por un extranjero que no tenía el mínimo interés en falsear la verdad. Aquí el gobierno es el responsable del hambre del pueblo y sentó con ello las bases de la revolución mexicana de 1910.
    

Dentro de las causas sociales del hambre en México tenemos la revolución de 1910. Con este movimiento armado se descuidó el campo y el pueblo tuvo que pasar hambre por doquier. Es de verse que estas causas fueron contingentes y que fueron superadas tan luego los seres humanos, gobernantes o la sociedad, se pusieron en acción a efecto de darles solución. Sin embargo, con la caída del Muro de Berlín son sus consecuencias ya conocidas, se deja el paso al sistema económico llamado Neoliberalismo. Este sistema tiene como su base la híper ganancia a toda costa. Hay un dicho entre los comerciantes de frutas y verduras, que vale para todos los comerciantes, incluso para los muy grandes, que dice “Bien vendido o bien podrido”. Es de notar que los grandes capitales privados solo buscan la ganancia a como dé lugar. Estamos en un sistema que no da concesión y que por lo tanto impone las condiciones del mercado. No importa que haya los alimentos suficientes para darle de comer a los más necesitados, el objetivo es ganar hasta el mínimo centavo a las mercancías o mejor que se pudra, se echen a perder o de plano se desechen en la basura sin ningún beneficio para las personas.

El pasado 14 de diciembre de 2012 se promulgó en Mexico la Ley de Asociaciones Público-Privadas”, que tiene como objeto que el capital privado invierta en las obras publicas que, el gobierno mexicano en sus tres niveles, tenga en sus planes de desarrollo. Con esto se logra que el Estado garantice las inversiones privadas con mucha ganancia y poco riesgo. Con fecha 30 de noviembre de 2012 se  hizo la reforma laboral que en el fondo trata a los seres humanos como mercancías y en primera y última instancia está al servicio del gran capital privado. Este mismo sentido tiene la reforma agraria. Se ha hecho improductivo el campo mexicano para que el gran capital privado entre a la inversión, a la compra de ejidos para la explotación de los minerales, y demás recursos naturales que se suponen de la nación mexicana. Todo el marco regulatorio ha ido cayendo y caerá irremediablemente hacia donde quieran las grandes empresas nacionales y extranjeras.

A diferencia de la época porfirista o inmediatamente después de la revolución mexicana de 1910, donde lo que la llamada burguesía estaba como gerencia de los extranjeros, hoy existe una burguesía mexicana fuerte y competitiva al punto de codearse con los más ricos del mundo. Claro, no por el hecho de que exista una burguesía mexicana esta protegerá a los trabajadores mexicanos, no, tienen los mismos principios que la extranjera. La mayor ganancia posible sin obstáculos legislativos ni gubernamentales. Es decir, el Estado actual y el mexicano no es la excepción,  esta dependiente del capital privado.

La persona ha sido llevada al extremo del individualismo. “No importas más que tu”, es la divisa del Neoliberalismo con todas sus consecuencias en todos los ámbitos de la vida, en el económico, en lo social, en lo político, en lo mental, en lo cultural; así como en lo que resta. Ante esto, se debe tener a personas responsables en todos los ámbitos ya señalados. Sin tener personas responsables que sepan con claridad que los gremios son meras instituciones formales pero sin ningún sentido para la vida práctica los seres humanos estarán bajo el yugo del sistema actual. El ser humano está siendo obligado a salvarse por sí mismo, ante esta nueva realidad jurídica, política, social, cultural etc. Quien no sea responsable de sí mismo no tendrá más opción que el anonimato de la masa. Si esto no lo logra el propio sistema económico, seguirán creándose las paradojas de esta Híper-modernidad como algunos nombran esta era. Existen diversos y variados medios de comunicación pero la gente está sujeta a lo frívolo; hoy el paliativo de las personas para sentirse existiendo es un “Me gusta” de las redes sociales y todas las paradojas que ha creado este sistema cultural dependiente del económico. ¿Qué no depende de lo económico?.
                            
Este es el marco general en donde se anuncia la “CRUZADA NACIONAL CONTRA EL HAMBRE”, que presidio Peña Nieto. A mi entender es inútil implementar cualesquiera tipos de programas en este y demás rubros si no se tiene a los ciudadanos preparados para esta nueva era. Programas de este tipo ya han sido implementados por gobiernos anteriores y es paradójico que mientras más se gasta en bienestar social más pobres se crean. Los gobernantes en turno durante todas sus gestiones dan cifras y cifras relativas a sus logros sobre este tema. Es patético que sigan empeñados en su estupidez cuando la realidad los refuta de manera inapelable. Se van y dejan tras de sí desastres sexenales. Más pobres, miles de muertos, miles de desaparecidos, miles de injusticias y una estela imborrable de impunidad.

Es evidente que se ha metido a los mexicanos a una época nueva llamada por mi Híper-Post-Modernidad en donde se necesita no solo un nuevo tipo de mexicano sino un nuevo tipo de políticos. Hasta ahora se ha regulado a los gobernados de manera indiscriminada y a los políticos se les ha dejado una ancha y larga vía de impunidad, para que sin importar sus desastrosas gestiones, puedan gozar de protección, tanto en México como en el extranjero. Los últimos gobiernos han sido de ocurrentes y el presente no es la excepción. Tengo la seguridad de que los malos gobernantes no tienen la mínima idea de la realidad. Hasta el nombre cruzada tiene los resabios de la temida ideología teológica. 
 
En este programa contra el hambre se gastará y se gastarán carretadas de dinero y no servirá más que como un mal paliativo para los mexicanos a quienes va dirigido este equivoco programa. Los antecedentes de todos y cada uno de los gobernantes no pueden dejar duda sobre los resultados fatales. Sobre todos y cada uno de ellos pesan acusaciones que, si bien no se pueden comprobar jurídicamente, no dejan de ser ciertos. Se sabe que entre la verdad legal y la verdad real siempre existe una brecha imposible de cerrar; en la especie es amplia y profunda. Se les acusa de ser malos servidores públicos, de corruptos, asesinos y todo lo que se les acumule esta semana. Más teniendo bajo sus dependencias a los organismos que los deberían vigilar en los tres niveles de gobierno poco se puede hacer para imputarles responsabilidades. Los presidentes municipales tienen bajo su dependencia a la Contraloría o los organismos que se deberían encargar de vigilarlo y sancionarlo: los gobernadores tienen a la SEDECAP (Secretaria de Desarrollo, Evaluación y Control de la Administración Publica), u otros organismos dependientes de los gobernadores y a nivel federal, el presidente en turno, tiene tan escasísimas probabilidades de ser investigado y mucho menos sancionado por su mala administración o por su ilegal proceder que resulta un negocio redondo ser funcionario público en México. 

Así las cosas, resulta retorica oficial toda puesta en marcha de programas sociales sin la anuencia de los dueños del poder económico. No es prioridad la salvación de las personas en este sistema sino el grado de consumismo que pueda tener el individuo convertido en simple consumidor. La hambruna actual no ha sido producto de desastres naturales, movimientos sociales o gubernamentales a secas, ha sido impuesta por el capital privado y extranjero. Ellos son los que realmente administran a los pueblos y, a placer. Es decir que son insuficientes los programas y acciones que los gobiernos implementen para tal efecto, en calidad de dependientes de los grandes capitalistas. No está en sus manos solucionar el hambre de los pueblos. Me atrevo a decir que, quien actualmente funge como presidente de México, no solo ignora tales hechos sino que con su inmanente tontería agudizará no solo el hambre sino aumentará los pobres. Su gabinete corre misma suerte. Son y serán incapaces para sostener sus dichos de bienestar. El peso del problema que tienen no solo es de mexicanos hambrientos sino del paradigma del poder. No son los actuales gobernantes los que deciden.

Por fortuna la vida no es un simple resultado de lo meramente económico y hasta ahora no se ha podido reducir al ser humano a un mero número, a una estadística o, a meros consumidores inconscientes. La vida ha logrado escapar al reduccionismo que se le ha querido imponer y al determinismo a ultranza. He aquí la tarea de los mexicanos: Aceptar una vida implantada o escoger una propia para bien o para mal. Tengo la seguridad de que no solo existe hambre física sino hambre de mexicanos que justifiquen sus existencias con toda responsabilidad pero, ante sí y no ante un sistema impuesto a través de los gerentes de lo que han llamado México S. A de C. V. 
                                                                                                      

1 comentario:

  1. Estan muertos de hambre por que quiren... an dejado que el gobierno desarme al pueblo, an dejado que los politicos se enriquezan con el dinero del pueblo.... asi que ya saben que todo pueblo tiene el gobierno que se merece !!!!

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