viernes, 12 de septiembre de 2014

LA GUERRA POLÍTICA HA COMENZADO... SÁLVESE QUIEN PUEDA. POR ROGER CORNELIO.

 La tregua terminó. Ya nadie pide ni da cuartel. Se escuchan a distancia cercana los Tambores de Batalla. Las Hachas de Guerra han sido desenterradas. Especialistas de Propaganda Negra afilan navajas. Calumnias por doquier. Zancadillas y empujones a diestra y siniestra. Patadas bajo la mesa y al aire libre. ¡Sálvese quien pueda! Es el grito desgarrador. Se trancan puertas y ventanas.

La Cortesía Política -inútil intento- será historia secuestrada de aquí a junio, cuando ya el niño tenga nombre y apellido. Las reglas, se ha visto, están para romperse. Las convocatorias a la unidad, prédicas en el desierto. Quienes apelan a la virtud, civilidad y armonía, caen en la candidez. El pueblo –mayoría equivocada, al menos en años recientes- sonríe burlón y espera el día “D”. Se frotan las manos. Ya saben lo que hay qué hacer. Errores que no volverán a repetirse.

Unos a otros en sangriento combate. Tirios contra Troyanos y Moros versus Cristianos. ¿Respeto… tolerancia? ¡Esas son jaladas! El mal ejemplo, el que viene desde más arriba, contagia como virus mortal. Los panegíricos de Peña Nieto y el PRI, se lanzan a bayoneta calada sobre las huestes del Morena… y viceversa. Kamikazes modernos que defienden su trinchera. Medios de Comunicación, alcahuetes unos, instigadores otros. Opinadores y analistas, prestos para la ocasión.

Los slogan de campaña abierta, tan creativos como hace décadas. Fotos con sonrisa congelada y fingida. Abrazos, besos y caricias mutuas, con ancianos y parvulitos. Se prestan al show. La imagen de fondo se pule y se ensaya la mirada más enternecedora. Todos quieren sacrificarse por Campeche. Todos dicen quererlo y que lo van a lograr. ¡Sí se puede! exclama el oponente. ¡Ya basta! reiteran en Morena. ¡He cumplido! argumenta el rojo-azul. “Sería un honor”, el mustio argumento.

La prensa escrita y electrónica satura hasta el hartazgo. Espectaculares, spots de radio y tv, folletos y volantes aquí, allá y en todo momento. Políticos de la vieja guardia que se resisten a morir. Púberos prohijados por la mercadotecnia engolan la voz. Desesperados autodestapes, temerarios intentos por ser protagonistas. Dinosaurios con el pecho henchido de orgullo, muestran el camino correcto a sus cachorros. Estos mueven la cola y se convencen de sus derechos.

Ataques sin fundamento. Trabajos periodísticos de dudosa investigación. Calumnia que algo queda. Acusaciones sin ton ni son. Tiro al blanco para que se asome. Las calles de la mancha urbana como zonas de guerra. En área rural, zanjas excavadas por el abandono. Terreno minado por donde te muevas. Peligro a la vuelta de la esquina. Suspicaces con todos, hasta con los de casa. Deslealtades y traiciones. Pragmatismo inmoral y cinismo descarado. Puñaladas por la espalda y reyertas de callejuela.

¿Juego limpio? Por favor, esto es en serio. El Turismo político a su máxima expresión. Respiro financiero para apologistas desvergonzados, solvencia económica momentánea para mercenarios sin pudor. Encuestas que van y vienen, sin origen creíble. Árbitros a modo, sin ápice de imparcialidad. Guerra de cifras para desalentar al contrario y anécdotas maravillosas para quien paga. Más allá del horizonte, la incertidumbre que consume.

¡Oh, Diógenes! ¿Dónde está el verdadero líder, la persona honesta? Busquemos bajo las piedras, si es que queda una sobre otra. Hurguemos hasta que duela. Ya no más el beneficio de la duda. Seamos duros, mucho más que exigentes. Todos tenemos cola, aunque unos más que otros. Nos conocemos cada quien. Sabemos lo suficiente. Nuestro apoyo vale mucho y merece respeto. No una despensa ni balones; no una limosna ni consuelo fingido. Nada vale tanto como la conciencia.

Tenemos el poder a la mano. En nosotros está seguir igual o asumir el riesgo para mejorar. La indiferencia, esa abulia que mata, justifica el estado actual de las cosas. No hay presente sin pasado y no habrá futuro, si hoy no hacemos lo correcto. Nuestros hijos esperan más de nosotros. Hoy renegamos de nuestros ancestros que nos legaron este galimatías de vida. No hagamos lo mismo. Tomemos la sabia decisión. Tomemos el timón de la gloria que viene.

Ya no más

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