"El día en que nos quedemos callados sobre las
cosas que importan es el inicio del ocaso de nuestras vidas… Llega la hora en
que el silencio equivale a traición" Martin Luther King Jr.
En la vida a todos, alguna vez se nos presentan
casos en que somos víctimas de injusticias o revanchas perturbadas originadas por personas o grupos (pandillas) que detentan
poder económico, político o ambos y que por diversos motivos como venganza, animadversión
gratuita, contiendas electorales, deportivas o de cualquier tipo y ante la
desproporcional diferencia entre el poderoso y el ciudadano común o de a pie,
la mayoría de la gente prefiere quedarse callada y ser víctima de esa bajeza e
injusticia por el temor a que se incremente en nuestro entorno, sea este
familiar, laboral o social, lo cual sucede en la mayoría de los casos.
La situación política actual se ha
tornado insostenible y preocupante; por un lado, el incremento de la descomposición
social puesta de manifiesto en un mayor índice de actividad delictiva en todas
sus vertientes. La devaluación que en los últimos años hemos padecido todos los
mexicanos, con excepción de la plutocracia gobernante, ha repercutido
severamente en la economía familiar y cuando no existe estabilidad económica o
peor aún, laboral, menos puede existir estabilidad emocional. Pero, el peor
factor es el de la apatía de la inmensa mayoría de conciudadanos a quienes los distractores mediáticos como la Televisión,
las falsas promesas de campañas electorales y el bajo nivel educativo, los
mantiene en un letargo que cada día los hunde más en su estatus social y económico.
Es triste reconocerlo pero somos, por un lado, un país de agachados y, por el
otro de cínicos; a los primeros, la mayoría, les pegan por el estómago, a los
segundos, los privilegiados, por la soberbia, la corrupción y la impunidad.
En lo particular, a ciertas personas
les ha causado espirito y cólera algunos
de mis escritos, especialmente, en donde he tocado temas de la anterior y
actual administración municipal: Que si estoy peleándome con todos, si ya estoy
quedando más loco; Me han tachado de ingrato o desleal y tantas opiniones
peyorativas de chismosos de café, que tienen una lengua larga pero su cola es
mayor y, sin ningún rubor emiten juicios lapidarios en contra de mi persona sin
mirar la paja en el ojo propio. Allá ellos, su opinión me hace lo mismo que el
viento a Juárez. Mi conciencia está tranquila toda vez que ninguna mentira he
dicho y es ley de la física que aplica en el caso: toda acción genera una reacción
en igual o mayor intensidad.
A mis casi cincuenta años, ya estoy más
allá del bien y del mal. Las únicas opiniones que me importan son las de mis
afectos, quienes me aceptan con mi naturaleza de no quedarme callado ni temer
al “poderoso “o a la degradación humana que han pretendido ofender a mi
persona, a mis seres queridos, creyendo que de esta manera lograran callar mi opinión
en defensa de mi honor, lo cual debe ser lo más valorado por todo ser humano.
De la vida he aprendido que como me traten, trato. Respeto a quien me
respeta, pero no me dejo de quien
pretenda avasallar injustificadamente mi dignidad o la de mis seres amados. No
es válido callar o inclinarse ante las ofensas e injusticias de simples
mortales que detentan un poder político y económico por tiempo determinado,
bueno, quizás el monetario dure más por los sinvergüenzas y cuatreros que han
sido mientras ocupan algún cargo público, pero no les luce, una vez despojados
de la deidad en que creyeron transformarse y despojados también del manto protector del
poder político, la ignominia y el rechazo popular es objeto de ellos y
prefieren gozar de la riqueza mal obtenida en otros lugares, de preferencia en
el extranjero. Como ejemplo tenemos el caso de Enrique Iván González López y su
gavilla, a quienes ya los bajaron de la nube en que andaban; muchos de ellos
cambiaron su residencia a Mérida, Yucatán o en el caso del mencionado, la vox
populi señala que al extranjero, donde sin el ladrillo que los mareo,
disfrutan ocultamente de las riquezas mal poseídas y
mantienen un perfil bajo y un comportamiento
muy distinto al que manifestaban en sus días de Vino y de gloria. Son dignos de
lastima, sobre todo, por la Herencia Emocional que les dejan a sus hijos. Que
con su pan se lo coman.
Para finalizar, soy amigo
incondicional del amigo o conocido que dá un trato respetuoso a mí y a mis
seres queridos. De lo único que tengo que avergonzarme en mi trayectoria en el
servicio público es el de haber ayudado y confiado en personas sin escrúpulos, ni el mínimo sentido de gratitud a quienes ayudé a tener un mejor estado de
vida, pero mi conciencia tranquila esta
y soy hombre de pasiones, no de rencores; si algún día les puedo ser útil,
lo pensaré pero lo más seguro es que les vuelva a tender la mano. Quienes
realmente me conocen, no los perros de rancho, aquellos que ladran sin saber
porque, saben que es cierto lo que
asevero. Con su opinión me basta. Seguiremos en el ya corto y sinuoso camino de
la vida sin echar la pierna para atrás, Viviendo intensamente, brindando la mano franca a quien lo solicite y sin cargas toxicas de "amigos" o aduladores de conveniencia.
Como dije con antelación, es mi naturaleza y no hay arrepentimiento alguno, Por eso no me confieso en las Iglesias. Hasta la próxima.
Como dije con antelación, es mi naturaleza y no hay arrepentimiento alguno, Por eso no me confieso en las Iglesias. Hasta la próxima.
felicidades!!
ResponderEliminarGracias
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