Ya se me está haciendo costumbre
y este 5 de febrero presencié, desde una segunda fila de barrera de sol, misma
que no cambio por un trono, la corrida de aniversario 66 de la inauguración de
la monumental plaza México. El cartel,
digno del festejo, compuesto por los españoles Julián López “el juli”, José Mari
Manzanares y los espadas mexicanos, José Mauricio y Diego Silveti. El primero de los diestros
salió por la puerta grande al cortarle las dos orejas a cada uno de los bureles
que le tocaron de lidia; el segundo matador, una oreja y aplausos, el tercero,
con quien tuve la oportunidad de compartir el pan y la sal en una ocasión,
obtuvo una oreja en el primero de su lote y silencio en el segundo y diego, que
se está convirtiendo en el consentido de la afición mexicana, realizo una
magistral faena a su primer toro fallando con el estoque y con el segundo no
logro encontrarle la lidia, aunque con el capote ligo una tanda de gaoneras de
fotografía, y paso desapercibido.
La México lucio casi en su totalidad llena,
mas de 50 mil espectadores, solo en la parte de general se observaban espacios vacios
y es que a esa misma hora se estaba desarrollando el súper bowl lo cual resulto
bueno para la tarde por la ausencia de villamelones. La monumental, colmada de
aficionados, entre ellos, personalidades del espectáculo, la política y la
cultura, lucio esplendorosa y teniendo como vecinos de asiento al comentarista
deportivo, Toño Moreno y al matador de toros en retiro, Rafael Carmona,
compartimos comentarios, alegría y más de un trago a la bota de un exquisito
vino que sirvió para darle calor al cuerpo en esa tarde fría pero llena de
emoción, arte y torería.
Previo a la entrada, la romería
de los momentos previos a que suenen las notas del pasodoble cielo andaluz,
hacen propicio darle rienda suelta a los placeres del paladar y degustar una
deliciosa birria para meterle temperatura al cuerpo, misma que compartimos con
el amigo, Mariano Espinoza Rafful, eficiente servidor público de la cámara de
diputados federal, quien se inicia en su gusto por la fiesta más bella de todas
que es la fiesta de los toros.
Los antitaurinos no hicieron su
aparición, al parecer fue en el Ángel de la independencia en donde manifestaron
su desacuerdo con la celebración de las corridas de toros. En mi caso y sobre
el tema, de toros solo entro en polémica con alguien que sepa de ellos y esta
versa sobre su lidia o la actuación de la espada, nada más. Jamás incurriré en la
estupidez de la discusión con un anti taurino o pseudoanimalista y menos ahora
que es una moda, espero que pasajera, dentro del ámbito político, el tratar de
prohibir la realización de corridas de toros en el distrito federal. Y bajo el
argumento del sufrimiento del animal, han encontrado eco en las nuevas
generaciones quienes desconocen el origen de la fiesta brava y en su gran
mayoría, manifestándolo como estandarte
de alguna recóndita minusvalía emocional habla sin conocimiento de causa.
Según el prestigiado médico
veterinario zootecnista , Juan Carlos Llera del Portal, el toro no sufre
mientras esta en el ruedo por dos motivos: primero, no experimenta dolor toda
vez que su cerebro está asociado a la hipófisis, en el hipotálamo, que segrega
betaendorfina, misma que en cantidades elevadas tiene un efecto analgésico lo
que provoca que la sensación de dolor sea baja, como ejemplo pone, que al
sentir las banderillas es el mismo dolor que sentimos los humanos al piquete de
una aguja y, por otro lado, el toro se estresa más en su traslado a la plaza
que durante el tiempo que dura su lidia y esto tiene el rigor científico
explicativo que en la glándula adrenal, su corteza segrega cortisol y su medula
catecolamina, hormonas que marcan el grado de estrés y lo reducen a su mínima
sensación.
Existen argumentos históricos,
jurídicos culturales y económicos que se tienen que valorar antes de externar
una opinión acerca de la posibilidad de la prohibición de las corridas de toros
toda vez que constituye un elemento indisoluble de nuestro patrimonio y acervo
cultural. La prohibición de la fiesta de los toros significaría una grave
violación a diversos preceptos constitucionales, los cuales están por encima de
cualesquiera otras legislaciones o reglamentaciones internas. La protección al
acceso a la cultura, a las garantías de libertad de los gobernados, así como a
la libertad de trabajo, están por encima de intereses mezquinos y sectarios.
Concluyo que el siguiente
pensamiento de autor desconocido “la vida de un toro bravo en el campo es
plena…vive cinco años arropado por la belleza del campo… es un rey y no hay muros que lo encierren ni la soledad
del establo, tampoco cadenas que lo aten a un pesebre. es un animal
privilegiado, un tótem … su muerte en el combate es pura elegía … antitaurino,
por mi no luches, pues mi vida es plena… soy el dios tauro… sumo oficiante de
un rito sagrado… SI AL ARTE DE LA TAUROMAQUIA.
OLEEEEEEEEE!!!
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