La Universidad Autónoma del Carmen
(UNACAR), Alma Mater de muchos, creada hace más de 4 décadas por el entonces
Gobernador del Estado, José Ortiz Ávila y orgullo para propios y extraños por
el parteaguas que vivió a partir de la llegada de Eduardo del Carmen Reyes
Sánchez al cargo de Rector de la misma, a principios de la década de los 90 del
siglo pasado, hoy, está convulsionada por diversos factores y el detonante fue
el estallido de huelga del sindicato de trabajadores de la UNACAR, cuyos
miembros, están participando en su gran mayoría.
¿Qué intereses ajenos a la
Universidad, tienen metidas las manos? Ni duda cabe; siempre ha sido la
oportunidad para que empresarios o políticos locales y de más allá del puente
de la Unidad, aprovechen cualquier disyuntiva para tratar de sacar algún
mezquino beneficio sin que les importe el aspecto académico, la condición
laboral de los docentes, investigadores o maestros de tiempo completo de la
misma. Aun fresco en la memoria queda cuando un tartufo exGobernador, pretendió
desestabilizarla y con ello, lograr desaparecerla y hacerla un apéndice de la
Universidad Autónoma de Campeche. Los propios estudiantes lo impidieron y la
sociedad Carmelita los apoyo en todo momento e inicio el crecimiento de la
UNACAR a raíz de la llegada, impuesta por el mismo Ex Gobernador, que no tuvo
más opción que dictar línea a los miembros del Consejo Universitario y nombrar
a Luis Alberto Fuentes Mena.
Por la misma vía, violatoria de la
reglamentación interna de la UNACAR, llega Eduardo del Carmen Reyes Sánchez,
quien con genuino interés y voluntad de servicio, transforma físicamente la
máxima casa de estudios, aprovechando la presencia de la industria petrolera,
tocando puertas en las instancias respectivas y salvaguardando la Autonomía en
el gobierno interno de la UNACAR, sin olvidar, que puso los cimientos
Académicos y de esta forma, sus egresados pudieran gozar del prestigio que un
día tuvieron los graduados del Liceo Carmelita, antecedente de nuestra
Universidad. Lamentablemente, esto último no se logró a cabalidad.
La historia reciente de la UNACAR,
nos pone en evidencia que al salir Reyes Sánchez e imponer en lo obscurito a
Nicolás Novelo Noble, no obstante que los proyectos Académicos siguieron
consolidándose, se hicieron de forma incompleta al desdeñar a la materia prima
para su funcionamiento: la plantilla docente y su fortalecimiento en el ámbito
de la investigación, en su capacitación permanente y también es justo señalarlo,
en mejorar sus condiciones
económica-laborales. No se le puede exigir excelencia a los Maestros en las Aulas
si carecen de un salario digno y por otra parte se derrochan los recursos en
sueldos a parte del personal administrativo, se copta a los miembros de Consejo
Universitario, con toda clase de prebendas y de esta forma, tenerlos dóciles y manipulables, sin omitir a Rectores que se
transforman en deidades al asumir el cargo.
La
inmolación de la UNACAR inicia, entre otras cuestiones carentes de toda
ética. Moral o jurídica, desde el momento en que el Consejo Universitario
autoriza una pensión vitalicia a los ex Rectores mayor a los 100 mil pesos
mensuales cuando el salario por hora de los docentes es de la ínfima cantidad
de 56 pesos, el del personal de mantenimiento, 30 pesos la hora y el de la las
secretarias administrativas, de 26 pesos. Es decir, lo ancho para los
directivos y lo angosto para el engranaje que hace que opere la UNACAR. No se
vale y si tuvieran dignidad los dos ex Rectores, mismos que tienen resuelta su
condición económica y la de sus próximas generaciones, deberían devolver lo que
han cobrado sin trabajar y que carece de sustento en la Ley Federal del
Trabajo. Es una magnífica ocasión para la congruencia y una manifestación de
vergüenza.
Sin pretender hacer más leña del
árbol caído, la llegada de Sergio Augusto López Peña a la silla Rectoral, sus
presuntos hechos de corrupción con la consecuente impunidad, aunado a la
frivolidad y desfachatez con que se ostentó en su paso por la Rectoría y el
enorme lastre económico en que la dejó al ser obligado a renunciar por las
mismas manos ajenas que impusieron al todavía Rector, José Antonio Ruz
Hernández, sujeto manipulable, grisáceo
de personalidad, carente de visión y con mayor ego que talento, la UNACAR se
encuentra paralizada en una huelga que se sustenta a partir del artículo 290 de la Ley Federal
del Trabajo ,afectando con ello, el mejor recurso que toda comunidad tiene: su
juventud con deseos de superación.
En política no existen las
coincidencias y los tiempos electorales son idóneos para la convulsión social,
es decir, el rio revuelto y la respectiva ganancia de pescadores. Ya se
escuchan voces de un posible relevo del Presidente del Consejo Universitario y la respectiva
depuración de sus miembros. Los nombres que suenan con mayor intensidad,
mencionados en su respectivo orden son el de Manuel Cordero Rivera, Rector de
la Universidad Tecnológica de Campeche, quien cuenta con la experiencia,
capacidad, contactos y deseos de culminar su brillante trayectoria en el ámbito
educativo, logrando su máxima aspiración; El nombre de Carlos Anguas Mendoza vuelve
a sonar con mucha fuerza, sobre todo, al interior de la UNACAR, lo que debería
ser un punto a favor, es un punto en contra. Anguas Mendoza reúne los
requisitos legales y morales para ostentar el cargo de Rector, sin embargo,
carece de padrino político que lo impulse y, por último, el escritor, Medico,
Académico y actual Cronista de la Ciudad, Daniel Cantarell Alejandro, cuenta
con la simpatía, probada capacidad en el servicio público y requerimientos para
ser Rector de la máxima casa de estudios.
El cambio es urgente y eminente,
quienes de facto toman las decisiones lo deben de hacer de forma inmediata. La
UNACAR necesita oxigenación de boca a boca y sacarla del estado convulsionado, estático
o vegetativo en que se encuentra actualmente. Es necesario deslindar y fincar responsabilidades
jurídicas que marquen precedentes. Es por el bien de Carmen, de nuestro Estado,
de la sociedad en su conjunto pero, con mayor intensidad, de la juventud con
anhelos de superación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario