CHISMOSOS DE CAFÉS

La actitud que se evidencia en cafés, reuniones, programas de radio o televisión  o mentideros políticos, de personas que adoptan un aire de intelectualidad o de “opinologos” en “todologia” es preocupante porque en momentos tan difíciles  como el que está viviendo nuestro país lo que más se requiere es el análisis a conciencia, objetivo y despojado de pasiones, intereses mezquinos o personales y mucho menos, aplicarle prejuicios estériles a quien piensa u opina distinto a nosotros o difiere de la particular ideología, sea esta política, religiosa, deportiva, cultural o hasta taurina.

Basta ver la enjundia (unas veces sarcástica, y muchas insultante en lo gramatical o en el sentido común) con que abordan temas que tengan que ver con la plebe, con los de abajo, con los que no pertenecen a su estatus social económico, que hasta pena ajena da escuchar su diarrea verbal sobre temas que ignoran y del cual no tienen más conocimiento que el que les proporcionan los comentaristas de televisión (esa  excrecencia de la clase intelectual), pero no son capaces de abrir un libro, un periódico o el internet  para ampliar la información del tema que les llamo la atención, sea por que pueda afectar sus intereses particulares o por simple curiosidad. A ellos solo les interesan las frivolidades.

Se consideran una moderna “casta divina”, una elite de la sociedad o entes superiores  cuando en realidad no son más que analfabetas funcionales, discapacitados emocionales que son tan pobres, en algunos casos, que lo único que tienen es dinero; se precian de tener afectos potentados sin importar el origen de sus bienes materiales, como dice el adagio: “tanto tienes, tanto vales”, lo menos que les interesa son tus conocimientos o tu nivel intelectual; presumen sus viajes al extranjero como aquel que explaya la síntesis de una obra de García Márquez o Benedetti, por citar algunos, aunque lo único que adquieran de esos lugares sean suvenir o lujos innecesarios para presumir.

Se refieren a nuestra comunidad con adjetivos peyorativos sin recordar que es esta tierra en donde han adquirido todo lo material que ostentan  y con actitudes de intelectuales de café,  critican temas de impacto social en el desarrollo tales como la educación, las protestas sindicales, los movimientos indigenistas, las ideologías de izquierda,  las cruzadas contra la violencia como la del poeta Javier Sicilia o activismo de la índole del villano preferido de la derecha, Andrés Manuel López obrador pero eso sí, minimizan actitudes como la del etílico gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez o el estado fallido en el que ha metido a la nación Felipe calderón Hinojosa. Claro,Seria pedirle peras al olmo que de sus labios surgiera un razonamiento digno de analizar.

Utilizan dos balanzas para juzgar a quienes ellos consideran inferiores: si alguien que no pertenezca a su camarilla o caterva se  pasa de copas, es un borracho que hizo ridiculeces y desfiguros y  hasta lo queman con leña verde verbalmente pero, si es de su estirpe o linaje el que se emborracho, minimizan la acción, la ocultan para los de afuera de su clan y entre ellos solo lo toman como un chascarrillo o travesura, aunque el sujeto  se haya comportado como un patán y realizado actos de carácter delictivo o con desviaciones de índole sexual, por ejemplo, el los carnavales, si un rico se caracteriza de mujer, con todo y el hilo dental y, ahogado de borracho hace sus necesidades fisiológicas mostrando sus miserias a la comunidad, el “cachorro se estaba divirtiendo”; caso contrario, si un ciudadano común hace lo mismo, el juicio lapidario de ellos es contundente:”pinche ridículo, no le da pena que lo vean sus hijos” y de homosexual no lo bajan.

En una sociedad como la nuestra, la local, es comprensible que esto suceda y una de las causales es  la falta de arraigo, lamentablemente no sucedió el mismo fenómeno migratorio  que ocurrió cuando el detonante de la industria del camarón impacto en la isla, con la del petróleo, en que en la primera llegaron gentes de otras altitudes del país y fueron constructivas, visionarias y amaron a la ínsula , situación que no aconteció con la industria petrolera, ahora con   la llegada de personas de otros lugares, con sus excepciones, se refieren despectivamente a los nativos como “ los carmelos”, a esta tierra que les da de comer, como “pinche pueblo”y en su afán de querer pertenecer a una sociedad de nivel intelectual como la que existe en lugares tales como Mérida , Yucatán o Xalapa, Veracruz, no les importa servir de bufones, de prestanombres, de achichinques  de aquellos que se sienten con apellidos de “abolengo”, cuando en algunos casos, ni es el propio y cuya historia es conocida. Vivimos en casa de cristal y los carmelitas tenemos muy buena memoria, un pasado o presente que nos etiqueta o, como decimos los que pertenecemos a la muchedumbre, cola bastante larga que les pisen.