Si
pudiéramos marcar un antecedente de corrupción en nuestro país ese bien podría
ser el que intento el emperador Moctezuma al enterarse de la llegada de los
españoles a costas mexicanas cuando, ingenuamente creyó que al enviarle piedras
y metales preciosas, Cortés desistiría de su acción de ir hasta la gran
Tenochtitlán, logrando únicamente despertar aun más la codicia de los españoles
de riquezas. No obstante que fracaso, a la llegada de los conquistadores lo
volvió a colmar de regalos y con ello, dio inicio la debacle del imperio
azteca. El soborno es una manifestación de corrupción que tiene plena vigencia
hoy en día.
Con la llegada de Miguel Alemán
Valdez a la presidencia de la República, concluye la etapa de los militares e
inicia la era de los abogados, es decir, la revolución se baja del caballo y
con ello, el país con sus riquezas naturales se convierten en un enorme botín
que sirvió, y sirve para el enriquecimiento de unos cuantos, sean del partido
que sean e impunemente han saqueado a la nación ante la mirada indiferente de
la inmensa mayoría de los ciudadanos.
“El
cachorro de la Revolución” se apropia de enormes extensiones de terrenos en
Acapulco, invierte en televisa, por
citar solo dos minúsculos ejemplos y tolera que sus funcionarios se
enriquezcan a costillas del erario
público y aunque la frase es posterior, la política se convierte en la más
lucrativa de las actividades y se instituye el diezmo respectivo en las obras
publicas:” mientras más obra…. Mas sobra”.
El
político corrupto aplicaba los consejos de los viejos revolucionarios:”come
cuando veas comida, come aunque no tengas hambre. Ve al baño cuando haya uno
cerca aunque no tengas ganas. Duerme cuando viajes aunque no tengas sueño. Es
decir, haz dinero cuando tengas la oportunidad aunque en ese momento no lo
necesites”. La previsión, ese bien tan escaso en México, era su guía. El tenía
que ver a futuro, planear las situaciones de adversidad, los tiempos de estar
en la banca, en el desempleo, en la desgracia política.
En la
actualidad, las cosas dieron un giro de 360 grados y todo sigue igual. El
corrupto de antes se protegía saqueando el erario público con la mentalidad de
tener ahorros suficientes en los tiempos de desgracia. El de ahora, no
distingue entre lo público y lo privado y piensa que la reproducción de riqueza
siempre es productiva para el país, empezando por la suya y sus familiares. Sin
olvidar que una forma de blindarse del alcance de la ley es hacerse temer y eso
cuesta. Por eso el viejo adagio atribuido a Carlos Hank González “Un político pobre es un pobre político”.
Los
gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón representan una burda
caricatura del régimen antiguo priista y han sido un verdadero desastre en
todos los aspectos. No han sabido gobernar. Han caído en los mismos o peores
actos de corrupción con el agravante que además de corruptos son ineptos, de
mentalidad retrograda y hoy tienen al país en una encarnizada lucha contra un
enemigo que lo supera en capacidad y que se reproduce día a día hasta llevar
más de 50 mil muertos, de los cuales, las fuerzas armadas, recientemente, solo
atribuyeron un poco mas de 2 mil a criminales comprobados. No presuntos. ¿y el
resto fue acaso daño colateral?
Mientras
tanto, Felipe Calderón Hinojosa se aferra a imponer, primero en su partido y luego
en la nación, a un Ernesto cordero que es como el excremento de gallina y que
no obstante contar con todo el aparato gubernamental federal y de los estados
donde gobierna acción nacional, se encuentra muy por debajo de la ex secretaria
de educación pública, Josefina Vázquez Mota, cuyo único merito es sacarle
provecho a su género más los resultados de su trayectoria dejan mucho que
desear y si bastante que criticar. El “haiga sido como haiga sido” parece que
volverá a aplicarse ante la disciplina de sus correligionarios.
Con nuestra actitud, finalmente, la frase de José López portillo se vuelve vigente: “la corrupción somos todos”.
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