viernes, 20 de abril de 2012

PERIODISMO VIRTUAL, LO ACTUAL.




En uno de sus números recientes, la prestigiosa revista The Economist presentaba a sus lectores un dossier sobre los nuevos retos de la profesión periodística en la era de internet.
No cabe duda que el uso intensivo de internet por parte de miles de millones de personas alrededor del planeta está impactando de manera significativa en el quehacer de los medios de comunicación tradicionales.
Los periódicos han sido impactados de lleno por el internet. Muchos de ellos han tenido que cerrar por la baja de las ventas. Entre 2005 y 2009 la circulación de periódicos bajó un 15.9% en Gran Bretaña, un 13.3% en Estados Unidos, un 8.3% en Alemania y un 5.7% en Francia. En 2009 la circulación mundial de periódicos en el mundo alcanzaba una cifra de 517 millones de ejemplares diariamente. Pero no todo son malas noticias. En el mismo lapso de tiempo que va de 2005 a 2009 la circulación de periódicos creció 10.4% en China, 20.7% en Brasil y 39.7% en la India ( The Economist, 9 de julio de 2011).

Algunos periódicos han ido probando suerte en el mundo virtual, buscando complementar a través de anuncios en la red la caída de los ingresos por la venta de ejemplares impresos. El monto gastado en publicidad en internet, sin embargo, todavía se encuentra lejos de lo que las empresas anunciantes invierten en las publicaciones en papel, aunque es probable que con el paso del tiempo esto cambie de manera significativa.
Lo cierto es que el consumidor les lleva una enorme ventaja a los medios de comunicación que quieren cobrar por acceder a sus contenidos en internet. Los ciudadanos han decidido ejercer a plenitud su renovado papel. Millones de personas se preguntan por qué tienen que pagar por obtener información que pueden obtener gratis a través de miles de páginas web dedicadas a generar, procesar y difundir información.

En esta nueva tierra desconocida los periódicos más prestigiosos hacen malabarismos y buscan reinventarse. Unos intentan obtener ingresos mediante el pago por el acceso a su página web, otros abren completamente todos sus contenidos digitales (textos, fotos, vídeos) y se enfocan en la venta de anuncios virtuales. Otros más han ido de un modelo a otro y han terminado optando por cobrar el acceso a una parte de los contenidos y dejar abierta y gratuita otra parte, de forma que puedan obtener ingresos de sus lectores más asiduos pero seguir captando nuevos lectores o lectores esporádicos en el voraz tráfico que se genera en la red.
A todo lo anterior debe añadirse el impacto que sobre la profesión periodística está teniendo el llamado periodismo ciudadano o periodismo cívico. La cobertura que hizo CNN del terremoto en Japón tuvo el auxilio y colaboración de miles de ciudadanos que decidieron compartir sus fotos y sus vídeos, construyendo de esa manera una red de corresponsales que nunca hubiera podido soñar sin los avances tecnológicos que se han producido en los últimos años. Cada persona que tenga un teléfono celular con cámara puede convertirse de pronto en una fuente noticiosa de gran relevancia.

Un fenómeno que está a medio camino entre el periodismo clásico de investigación y el periodismo ciudadano es el proyecto de Wikileaks, cuya cara más visible (para bien y para mal) ha sido Julian Assange. Wikileaks se ha beneficiado de la posibilidad de trasladar por todo el planeta información de forma relativamente anónima, relativamente barata y en grandes cantidades, cosa que es posible precisamente gracias a internet. Algunos medios tradicionales ya han creado sus propios buzones cibernéticos para que quienes tengan información reservada que consideren de interés público, puedan hacerla llegar de forma anónima y segura.
Wikileaks filtró cientos de miles de documentos, con la ayuda de varios medios de comunicación impresos del mayor prestigio a nivel mundial y todos pudimos ver el desempeño real de la diplomacia de los Estados Unidos. Aunque la filtración causó una reacción muy dura por parte del gobierno estadounidense, lo cierto es que salieron mucho peor parados los gobiernos de otros países, que quedaron exhibidos como corruptos, negligentes y malos administradores por la claridad, la sagacidad e incluso a veces el buen humor de los cables redactados por los diplomáticos norteamericanos.

El cambio tecnológico en curso, el uso intensivo de internet por miles de millones de personas en todo el planeta, la disminución de ingresos, el surgimiento de periodismo ciudadano y las nuevas formas de filtración de documentos oficiales. Todo ello suministra un entorno complejo para los medios de comunicación, que tienen frente a sí el reto de evolucionar… o morir. 

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