domingo, 1 de abril de 2012

FIESTA DEL MAR, SUS ORIGENES


Viviendo en una isla tan hermosa como la nuestra y no disfrutar de sus playas resulta un disparate. Es por ello que desde pequeño recuerdo  con frecuencia,  que en unión de los amigos o de la familia, visitaba  y divertía en los litorales de nuestra ínsula, ya fuera en playa norte, Bahamita o la Manigua. En la actualidad, debido a la pigmentación de mi piel, me podría traer consecuencias funestas y es por ello que ya no asisto y evito al máximo exponerme a los rayos solares pero, bueno, no se trata de  mencionar mi enfermedad  en estas líneas sino de recordar los orígenes de lo que hoy la comunidad y muchos habitantes  de estados circunvecinos conocen como “Fiesta del Mar”, misma que se desarrolla durante la primera semana del periodo vacacional de Semana Santa.

En esa temporada la gente concurre  a las playas durante el día a disfrutar del sol, (muchos pernoctan también)  a convivir con los amigos y seres queridos y a disfrutar de las cálidas aguas del Golfo de México o de la laguna de términos. De mis  años juveniles, mi memoria se remonta a Playa Norte  que era el espacio en donde se congregaban  la mayoría de mis conocidos y saltan los recuerdos de las lunadas que organizaban los amigos Luis Puch (EPD) y los “ chubi-chubis” y Memo Portillo y los “chumos”; amigos que se pasaban toda la semana en ese lugar, acampaban, se divertían y disfrutaban del mar aderezados con  más de una fría cerveza y un sinfín de comida y botanas. Eran tiempos de tranquilidad y armonía y libre de contaminación de cualquier especie y aunque se ingería licor, no hay comparación  con las cantidades industriales que se consumen en la actualidad que le arrojan ganancias millonarias a las empresas cerveceras y desde luego, a más de uno, sea este funcionario o pariente de la autoridad en turno.

Fue hasta el año de 1995 cuando tomo forma y empezó a hacerse de manera ordenada, coordinada e institucional, es decir, regida bajo normas y reglamentos por el comité de festejos nombrado por el presidente municipal, en ese entonces, Ricardo Ocampo Fernández quien designa como su titular a Federico Gutiérrez Ocampo, director de Desarrollo Económico de esa administración y quien es una persona capaz, visionaria y con un gran amor por la tierra que lo vio nacer. 

Con la crisis económica de diciembre del 94, el gobierno municipal sufrió un recorte considerable en su presupuesto aunado a las deudas heredadas por la administración anterior y al gasto que se había tenido en el carnaval, resultaba todo un desafío la organización de las actividades recreativas, deportivas y culturales de la llamada semana mayor por  lo que con más imaginación y voluntad que con recursos monetarios, el comité de festejos realiza un programa y se dan a la tarea de incluir todas las playas del municipio, se crea una imagen con logotipo y se le nombra, por primera vez, “ Fiesta del Mar”. Las direcciones de obras y servicios públicos jugaron un papel fundamental y se realizan acciones como la limpieza de las playas; se distribuyen más de 200 tanques para el almacenamiento de la basura, se construyen 28 palapas, se instalan regaderas para los bañistas, se limita, con troncos de matas de coco, el área de la playa y sus respectivos estacionamientos, de igual forma, se colocan baños ecológicos y hasta sillas para salvavidas. En resumen, un evento planificado y organizado.

La juventud carmelita, los visitantes y en general las familias que asistieron y disfrutaron esos días, tuvieron la oportunidad de una diversión sana por medio de las actividades deportivas playeras. Se organizaron competencias de veleros, jet-sky y kajaks. Rafael Pou, Beto Muñoz, Juan Luis Álvarez, entre otros, con su entusiasmo lograron la participación de un buen numero de competidores. Los niños también fueron tomados en cuenta con actividades propias de su edad tales como concurso de papagayos, construcción de figuras de arena y competencias de vuelos a control remoto; para la seguridad de los paseantes se tuvo el apoyo de elementos de la Secretaria de Marina, policía local, Cruz Roja, Bomberos y Cruz Ámbar, además que se instalaron redes de protección marina para los bañistas, también hubo dos lanchas que estuvieron al pendiente ante cualquier contingencia.

No recuerdo si vino algún artista internacional pero si lo hubo, lo debió haber traído alguna de las empresas refresqueras participantes, más bien se le dio oportunidad a grupos locales y regionales y  es posible que el gasto económico no estuvo a cargo de los contribuyentes y sirvió de parteaguas en actividades de esta índole. Situación sin emulación en las administraciones posteriores.

 

El éxito de estos primeros festejos playeros organizados, en gran medida se debió a que la venta de licor fue controlada y pocos espacios se dedicaron a su venta. En cambio, se privilegio la diversión y la seguridad de las familias y visitantes de otros estados que supieron de esta nueva actividad  a través de publicidad difundida en Villahermosa, Tabasco, Coatzacoalcos, Veracruz y Mérida, Yucatán. Es pertinente mencionar que muchos de los visitantes  se convirtieron en los principales promotores de la “Fiesta del Mar” y con ello, un plus para los prestadores de servicios turísticos locales. No podemos omitir a la madre naturaleza ya que en esa temporada el rey sol no permite los nubarrones cargados de agua.

Durante los tres trienios municipales en que gobernó el partido acción nacional (PAN), se privilegio la contratación de artistas de talla nacional e internacional erogándose millonarias sumas de dinero que bien se pudieron haber empleado en obras y servicios en las colonias populares pero, eso no genera porcentajes de “comisiones” o a lo mejor sí, mas no tan fácil ni tan rápido. Esperemos que las autoridades actuales retomen el origen de esta festividad y la vulgaridad, el alcoholismo y la desintegración social  no sigan siendo las “propietarias” de la fiesta del mar.




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